“Esta novela tiene la capacidad de crear la ilusión de autenticidad y de veracidad en lo narrado, y al mismo tiempo logra crear una atmósfera capaz de emocionar a un lector seducido y atrapado (casi hipnotizado) por el poder de convicción del relato hasta tal punto que pierde la conciencia de asistir a una historia de ficción, dejándose implicar por la esencia misma de la obra y las circunstancias de los personajes.”
“Una obra redonda es aquella que consigue dominar todos los aspectos técnicos y estéticos de la narrativa de manera encubierta. Y en el caso de Aquí habitan dragones, la autora nos ofrece un prodigio de texto en el que el tono, el estilo, el punto de vista o la gestión del tiempo están perfectamente equilibrados; y responden a una hermosísima historia capaz de conmover y fascinar.”
“Conseguir una novela universal a pesar de circunscribirse a un marco temporal y espacial muy específico como es el Japón contemporáneo con claras y precisas referencias geo-topográficas, culturales, sociológicas e incluso mitológicas (con la introducción de elementos fantásticos propios del imaginario autóctono). “
“Maravillosa representación del “viaje” (los diferentes que realizan los protagonistas) como un elemento interiorización, crecimiento y aprendizaje, y no como un estereotipo turístico basado en la mera recopilación de anécdotas.”
“El dominio de la autora en las tradiciones, iconografía, simbología, semántica del Japón, que lo utiliza en beneficio de la obra. Hay un equilibrio entre un “cierto grado de erudición” sin caer en el habitual abuso de información contextualizadora.”
“El gusto por los detalles (sin abrumar), por la descripción y la ambientación de los diferentes espacios y la caracterización progresiva de los personajes, que favorece la empatía con la historia.”